Luces y sombras del ciclo del combustible nuclear

El Decreto N° 1085 de relanzamiento del Plan Nuclear en la Argentina, impulsado por el Poder Ejecutivo Nacional en el año 2006, dio nuevo rumbo e impulso a una actividad que, durante muchos años había comenzado a languidecer.

 

La continuación de las obras en la Central Nuclear Atucha-II, la extensión de vida útil de la Central Nuclear Embalse, y los proyectos de construcción del reactor CAREM, de la planta de enriquecimiento de uranio en Pilcaniyeu, y de reactivación de la exploración por uranio en todo el territorio nacional, entre otras, fueron decisiones que a todos nos alegraron e hicieron ver con optimismo el futuro del Sistema Nuclear en la Argentina. O sea, pese a algunas críticas que se pueden hacer, es “el vaso medio lleno” del área nuclear.

 

Debe recordarse, asimismo, que uno de los pilares que sustentan estos proyectos es el manejo e independencia del llamado “Ciclo del Combustible Nuclear”. Y en esto también se realizaron esfuerzos considerables. Sin embargo, desde hace unos años algunas sombras se ciernen sobre esta actividad.

 

La exploración por uranio presenta variadas dificultades por la no aplicación de la ley en provincias o municipios que se declaran “no nucleares”, declaraciones violatorias de los principios del Código de Minería. Por lo contrario, este Código, modificado en el año 1995, restringe el tratamiento estratégico debido a los minerales nucleares, mediante la vigencia de un Título 11 insuficiente a las necesidades de regulación y control del Estado Nacional. Variados han sido los intentos de modificación del mismo, no habiendo por el momento más que expresiones legislativas aisladas y el esfuerzo solitario de esta APCNEAN, tendientes a revertir una norma proveniente de un tiempo con fundamento neoliberal.

 

La producción de concentrados de uranio, el siguiente eslabón en la cadena del Ciclo del Combustible, es hoy nula en la Argentina.  A la paralización de las tareas de extracción de uranio en el Complejo Minero Fabril Dr Baulíes, San Rafael, en 1995, por razones  económicas, se sumó la Ley 7722 que impide en la Provincia de Mendoza, desde 2007, la producción de materia prima para el combustible nuclear.  El otro yacimiento uranífero de importancia en nuestro país, Cerro Solo (Chubut), se encuentra en etapa de prefactibilidad de explotación, aunque una ley provincial N° 5001 impide la producción minera en dicha región.

 

El recordado Dr. Néstor Davids, socio de APCNEAN, nos enseñó “que las reservas son aquellos recursos minerales de aprovechamiento inmediato”. Teniendo en cuenta este concepto, hoy la Argentina carece de reservas de uranio. La producción de concentrados se ha visto interrumpida y hoy debemos importar todo el uranio necesario para alimentar nuestras centrales nucleares con el condicionamiento de los vaivenes del mercado y la política internacionales. Esto significa una erogación aproximada de unos treinta millones de dólares anuales.

 

La producción de dióxido de uranio para los elementos combustibles se realiza en la planta que DIOXITEK tiene en Alta Córdoba. En el mes de noviembre de 2014, la Municipalidad de dicha ciudad impuso una clausura administrativa sobre la Planta y ha puesto en jaque la continuidad de la misma en el futuro quedando a merced de una presentación judicial.

 

Sumado a esto la decisión del gobierno de importar el dióxido de uranio del extranjero, con otra tecnología a la utilizada en DIOXITEK, da un paso más en el desarme de un ciclo de combustible autónomo, poniendo en riesgo una industria nacional con cientos de puestos de trabajo y aumentando la dependencia en el área nuclear

 

 En abril de este año se ha confirmado la compra de dos Centrales Nucleares a China, una de ellas con tecnología CANDU, similar a la utilizada en la Central Nuclear de Embalse. Sin embargo nada se ha dicho sobre el futuro aprovisionamiento de elementos combustibles a esa central. Muchos darán por sobreentendido que la CNEA será quien los provea. ¿Está escrito en alguna parte? ¿Alguna autoridad política lo podría garantizar?

 

La otra Central Nuclear, que proveería China, es una central tipo PWR que utiliza uranio enriquecido lo hace incluyendo el compromiso de venta de la carga de combustible incluida. Si lo aceptamos, ¿podremos luego salir de ese círculo vicioso y lograr recomponer nuestra independencia en el aprovisionamiento de combustible?

 

Hace más de veinte años se abandonó la explotación de uranio y pese a la reactivación nuclear no se ha podido recuperar, si se deja caer la producción industrial de dióxido de uranio y se empieza a importar, esta actividad puede correr la misma suerte de retroceso y dependencia.

 

Es sabido que la fuerza de una cadena está dada por el más débil de sus eslabones. El Ciclo del Combustible Nuclear es como una cadena, pero con varios eslabones rotos. Si perdemos el ciclo de combustible, esa cadena que hoy tiene eslabones rotos se arreglará encadenándonos a decisiones externas. O sea, “el vaso medio vacío”.

 

BUENOS AIRES, 15 de septiembre de 2016.

 

SECRETARIADO NACIONAL DE LA APCNEAN