Día nacional de la memoria por la verdad y la justicia  
 
 

 
24/03/2017
 

Este próximo 24 de marzo se cumplen 41 años del golpe cívico militar que abrió el proceso autoritario más sangriento que registra la historia de nuestro país y que se conoce con el nombre de terrorismo de Estado.

Las Juntas Militares -en el poder hasta diciembre de 1983- sometieron a la población a fuerza de censura, persecución y muerte. Instauraron el estado de sitio y la ley marcial. Trabajadores, sindicalistas, estudiantes, intelectuales, artistas, profesionales y militantes políticos comenzaron a ser secuestrados de sus hogares, lugares de trabajo o en la calle. Muchos “desaparecieron”, otros fueron asesinados y los menos desafortunados encarcelados “a disposición del Poder Ejecutivo Nacional”.

El terror ejercido por el Estado se irradió a toda la sociedad y atravesó también a la CNEA.

Bajo la gestión militar, las maneras menos cruentas de desembarazarse de personas consideradas “perturbadoras” dentro de la institución, fueron la aplicación de la ley de prescindibilidad, del régimen de cesantías y las intimaciones para obligar a renunciar al personal. Así, se declaró prescindibles a 107 trabajadores y 120 fueron arbitrariamente cesanteados. En los dos primeros años de la dictadura renunciaron 370 personas. Una considerable cantidad de profesionales decidieron exiliarse.

La máxima expresión de violencia dentro de la institución fue el secuestro de 25 científicos, técnicos y becarios. Quince de ellos continúan desaparecidos y otros 10, después de haber sido sometidos a torturas en dependencias de la Marina, estuvieron varios meses detenidos, a disposición del PEN, en los penales de Villa Devoto y Sierra Chica, hasta ser liberados sin cargos en su contra. 

Con el retorno de la democracia, el 26 de abril de 1984, nació la Comisión de Derechos Humanos del Personal de la CNEA, a instancias de un pequeño grupo de trabajadores nucleares que, deseosos de concretar los reclamos de justicia y reparación a las víctimas del Terrorismo de Estado, convergieron con los gremios y asociaciones profesionales de la entidad. 

La Comisión Directiva de nuestra asociación, llamada entonces APCNEA (Asociación de Profesionales de la CNEA), en su reunión del 27 de junio de 1984 (Según consta en el Acta 416), aprueba formalmente su participación en dicha Comisión de Derechos Humanos (CDH). Esta Comisión de Derechos Humanos, también contó con la incorporación de AFA (Asociación de Físicos Argentinos); ATCNEA (Asociación de Técnicos de la CNEA); ATE (Asociación de los Trabajadores del Estado); SEA (Sindicato de Energía Atómica); y UPCN (Unión Personal Civil de la Nación).

A lo largo de estos años, la CDH dirigió sus esfuerzos a acciones concretas, como la búsqueda de información sobre el paradero de los detenidos-desaparecidos, la reincorporación a la CNEA de los prescindidos y cesanteados y los intentos de recuperar los legajos ideológicos o paralelos, elaborados por informantes o servicios internos en la CNEA y que fueron sustraídos de la institución a comienzos de 1984.

En 2012, el Decreto 1199 del Poder Ejecutivo Nacional, ha dispuesto la inscripción de la condición de “detenido-desaparecido” dentro de los legajos de los trabajadores que fueron víctimas y que revistaban como agentes de la Administración Pública Nacional. En el anexo de dicho decreto, correspondiente al sector nuclear, figuran como desaparecidos los siguientes compañeros: Federico Álvarez Rojas, Antonio Anselmo Misetich, Roberto Ardito, Rosa Delfina Costa, José María Estévez, Jorge Luis Badillo, Graciela Mabel Barroca, Daniel Eduardo Bendersky, Secundino Garay, Miguel Ángel Gil, Jorge Israel Gorfinkiel, Susana Flora Grynberg, María Cristina Onis, Daniel Lázaro Rus, Miguel Schwartz y Gerardo Strejilevich, todos ellos trabajadores de la CNEA.

Hoy, a 41 años del golpe genocida, la APCNEAN reafirma la búsqueda de verdad y demanda de justicia y estamos seguros que en esta participación colectiva de reconstrucción de hechos, vamos construyendo una memoria social que debe continuar activa, porque el pasado no se diluye en el olvido sin dejar huellas, sino que sigue proyectándose, como causa o condicionante, en nuestro presente.

Honramos hoy a los detenidos-desaparecidos, a los asesinados, torturados, perseguidos y exiliados, a sus madres, hijos y familiares que sufrieron el espanto desplegado por esa dictadura sangrienta.

Buenos Aires, 23 de marzo de 2017.

SECRETARIADO NACIONAL DE LA APCNEAN

 


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